Alfredo Luna Briceño pasó la mayor parte de su vida profesional en universidades: enseñando, investigando, gestionando procesos académicos. No es artista ni antropólogo ni arqueólogo. Es ingeniero que terminó en el sector cultural por caminos administrativos.
Juramentó este martes como ministro de Cultura ante el presidente José Jerí. Reemplaza a Fabricio Valencia, quien salió envuelto en múltiples escándalos que incluyeron la modificación irregular de zonas protegidas en Nasca, presunto uso indebido de recursos públicos y denuncias de corrupción.
Luna Briceño tiene experiencia previa en el Ministerio de Cultura: fue viceministro de Interculturalidad, lo que le dio conocimiento del funcionamiento interno del sector. Pero su formación y trayectoria están principalmente en gestión universitaria, no en políticas culturales.
Formación académica: ingeniero con doctorado
Alfredo Luna es ingeniero civil egresado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Hizo una maestría en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias en la Universidad Politécnica de Madrid.
También cursó una maestría en Gestión y Dirección de Empresas Constructoras en la PUCP y un doctorado en Ciencias Administrativas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Es, en otras palabras, alguien con formación en ingeniería y gestión empresarial que terminó dedicándose a la administración universitaria y, eventualmente, a la gestión pública en cultura.
Docente universitario en múltiples casas de estudio
Entre 2001 y 2015, Luna fue docente en la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Paralelamente, entre 2007 y 2015, también enseñó en la Universidad Ricardo Palma (URP).
Posteriormente expandió su perfil académico internacionalmente: en 2016 fue docente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Su vínculo más importante ha sido con la PUCP, donde ocupó cargos de responsabilidad administrativa y académica. Entre octubre de 2013 y agosto de 2016 fue asesor del Vicerrectorado Administrativo, además de coordinador académico y docente.
Desde la PUCP, Luna impulsó procesos orientados al fortalecimiento institucional y la eficiencia en la gestión universitaria. Son habilidades valiosas en administración, pero nuevamente: nada directamente relacionado con gestión cultural.
El legado maldito de Fabricio Valencia
Alfredo Luna hereda un ministerio manchado por el desastroso paso de Fabricio Valencia. Los escándalos fueron múltiples:
La modificación irregular de Nasca: Valencia emitió una resolución viceministerial que modificó el área intangible de la reserva arqueológica de Nasca y Palpa, dejando sin protección aproximadamente 2,400 kilómetros cuadrados frente a actividades mineras informales. Lo hizo sin consulta técnica ni comunicación con la UNESCO, generando alarma internacional.
Presunto uso irregular de recursos públicos: Se le acusó de haber favorecido a una trabajadora sin título profesional ni experiencia en el sector, otorgándole acceso a su vehículo oficial y órdenes de servicio de alto costo. La moción de censura mencionó que esto "podría configurar negociación incompatible, colusión, tráfico de influencias y peculado de uso".
El contrato irregular para TV Perú: Alquiló un local para la nueva sede de TV Perú por 16 millones de soles sin concurso público ni convocatoria abierta, generando sospechas de falta de transparencia.
El conflicto de Machu Picchu: Los trabajadores de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco denunciaron incumplimiento de acuerdos laborales y desigualdad en los pagos. Además, la UNESCO emitió alertas sobre el riesgo de que Machu Picchu sea incluido en la lista de Patrimonio en Peligro por exceso de visitantes y deficiencias en el control de accesos.
Luna llega con la tarea de limpiar la imagen del ministerio después de este desastre.
El desafío de Machu Picchu
Uno de los problemas más urgentes que Luna debe enfrentar es la situación en Machu Picchu. La ciudadela enfrenta múltiples amenazas:
Sobreturismo: Machu Picchu recibe más visitantes de los que puede soportar sosteniblemente. La UNESCO advierte que la presión turística está deteriorando el sitio.
Conflictos por transporte: Las disputas entre empresas de transporte han generado bloqueos y protestas que paralizan el acceso al santuario, afectando a miles de turistas y generando pérdidas millonarias.
Falta de mantenimiento: La infraestructura turística (caminos, baños, señalización) está deteriorada por falta de inversión en mantenimiento.
Control deficiente: No hay control efectivo sobre el número real de visitantes, los flujos dentro del sitio, ni las actividades que realizan los turistas.
Si la UNESCO decide incluir a Machu Picchu en la lista de Patrimonio en Peligro, sería un golpe devastador para la imagen del Perú. Luna debe evitarlo a toda costa.
Patrimonio cultural en abandono
Más allá de Machu Picchu, el Perú tiene miles de sitios arqueológicos, muchos en completo abandono:
Huacas invadidas: En Lima, decenas de huacas prehispánicas están invadidas por asentamientos informales, se usan como basurales o están siendo destruidas por expansión urbana.
Museos colapsados: Los museos regionales tienen colecciones valiosas pero están en edificios deteriorados, sin personal suficiente, sin presupuesto para investigación.
Tráfico de bienes culturales: Piezas arqueológicas se trafican ilegalmente hacia coleccionistas extranjeros. El Estado no tiene capacidad efectiva de fiscalización.
Patrimonio inmaterial abandonado: Lenguas indígenas, danzas tradicionales, técnicas artesanales se pierden porque no hay políticas efectivas de preservación.
La interculturalidad: su zona de experiencia
El área donde Luna sí tiene experiencia es interculturalidad, porque fue viceministro de ese sector. El Viceministerio de Interculturalidad trabaja en:
- Implementar políticas de reconocimiento de pueblos indígenas
- Promover consulta previa ante proyectos que afecten territorios indígenas
- Preservar lenguas originarias
- Combatir discriminación étnico-racial
Es un trabajo importante pero políticamente complicado. Las empresas extractivas odian la consulta previa porque retrasa proyectos. Los grupos conservadores cuestionan políticas de discriminación positiva para indígenas. Los propios pueblos indígenas a veces desconfían del Estado.
Luna conoce estos desafíos por haber estado en el viceministerio. Pero una cosa es ser viceministro (cargo técnico) y otra ser ministro (cargo político donde debe defender decisiones ante el Congreso y la opinión pública).
El presupuesto siempre insuficiente
El Ministerio de Cultura opera con un presupuesto ridículamente bajo para la magnitud de sus responsabilidades. Debe proteger miles de sitios arqueológicos, administrar decenas de museos, promover las artes, preservar lenguas indígenas, gestionar políticas interculturales.
Luna tendrá que pelear con el MEF por más recursos. Pero Cultura nunca es prioridad presupuestal. Cuando hay que recortar, los primeros recortes caen sobre sectores como Cultura que no generan protestas masivas.