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¿Quién es Vicente Tiburcio Orbezo? El general PNP que participó en la captura de Abimael Guzmán

Vicente Tiburcio Orbezo, general PNP en retiro e integrante del histórico GEIN que capturó a Abimael Guzmán, asumió como ministro del Interior. En 2022 fue destituido como comandante general de la PNP por ordenar la captura de los sobrinos de Pedro Castillo. Ahora regresa para enfrentar la peor crisis de seguridad ciudadana en décadas.

Cuando Vicente Tiburcio Orbezo juró como ministro del Interior este martes 14 de octubre, muchos en la Policía Nacional recordaron aquel día de mayo de 2022 cuando fue destituido fulminantemente como comandante general de la institución. Su "pecado" había sido hacer exactamente lo que un policía debe hacer: cumplir la ley sin importar quién resulte afectado.

Tiburcio había ordenado la captura de Fray y Gian Marco Castillo, los sobrinos prófugos del entonces presidente Pedro Castillo, y también del exasesor Bruno Pacheco. Todos tenían órdenes de captura vigentes y todos estaban evadiendo a la justicia. Pero eran "gente del palacio", cercanos al presidente, y eso aparentemente debía importar más que la ley.

El entonces mandatario Pedro Castillo, según revelaron medios como Perú21, intentó frenar esas detenciones. Llamó a Tiburcio, presionó, buscó la manera de proteger a sus familiares. Pero el general se mantuvo firme. Junto al entonces ministro del Interior, Alfonso Chávarry, decidieron actuar conforme a la ley sin importar las consecuencias políticas.

Las consecuencias no tardaron en llegar: Tiburcio fue destituido. Solo había durado tres meses como comandante general de la PNP. Su salida fue interpretada como un mensaje claro: en ese gobierno, la lealtad personal al presidente pesaba más que el respeto a la ley.

Ahora, casi tres años después, ese mismo general que fue sacado por hacer su trabajo correctamente regresa al sector Interior, pero esta vez como ministro. La vida da vueltas extrañas.

De Huánuco al GEIN: la forja de un policía de élite

Vicente Tiburcio nació en 1964 en Huácar, Huánuco, una pequeña localidad en la sierra central del Perú. Como muchos jóvenes de provincia con ganas de superarse, vio en la carrera policial una oportunidad de servir al país y construir un futuro.

Se formó en la escuela de oficiales de la PNP y desde temprano mostró aptitudes especiales para el trabajo de inteligencia y operaciones especiales. No era el típico policía de calle; era más bien de los que prefieren trabajar en las sombras, recopilando información, armando casos, preparando operativos.

Su gran oportunidad llegó cuando fue seleccionado para integrar el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), una unidad de élite creada específicamente para combatir a Sendero Luminoso y al MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) en los años más duros del terrorismo.

Tiburcio forma parte de ese grupo legendario de 86 agentes que participó en la Operación Victoria, la misión que permitió la captura de Abimael Guzmán el 12 de septiembre de 1992. Esa operación cambió el curso de la historia del Perú y prácticamente decapitó a Sendero Luminoso.

En los inicios de su carrera, Tiburcio trabajó bajo las órdenes del entonces mayor Marco Miyashiro, primero en operativos contra el MRTA y posteriormente en la persecución de Sendero Luminoso. Su labor dentro del GEIN lo posicionó como uno de los oficiales más experimentados en operaciones de inteligencia y lucha antiterrorista.

Una carrera dedicada a combatir el terrorismo

Después de la captura de Abimael Guzmán, Vicente Tiburcio continuó su carrera en áreas vinculadas a la lucha antiterrorista y la inteligencia policial. Fue escalando posiciones en la estructura de la PNP, siempre en roles operativos y de campo.

Entre los principales cargos que desempeñó están la jefatura de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) y la División contra el Terrorismo en el Alto Huallaga, una de las zonas más complejas del país donde confluyen narcotráfico y remanentes terroristas.

Estos no son cargos decorativos. Son posiciones donde se toman decisiones operativas todos los días, donde hay que desarticular organizaciones criminales, planificar operativos de alto riesgo y coordinar con el Ministerio Público y el Poder Judicial para que los casos avancen.

Tiburcio se ganó una reputación dentro de la PNP por su capacidad operativa y su liderazgo. No era de los que se quedaban en la oficina dando órdenes; era de los que iban al campo, que entendían el trabajo de inteligencia desde adentro y que inspiraban lealtad en sus subordinados.

Tres meses como comandante general: una gestión truncada

En febrero de 2022, Vicente Tiburcio alcanzó la cima de su carrera policial: fue designado comandante general de la Policía Nacional del Perú, el cargo más alto de la institución. Era el reconocimiento a décadas de servicio y a una trayectoria impecable en la lucha contra el crimen y el terrorismo.

Pero su gestión al frente de la PNP duró apenas tres meses. En mayo del mismo año, el presidente Pedro Castillo decidió destituirlo. La razón oficial nunca fue clara, pero todo el mundo sabía cuál era el motivo real: Tiburcio había ordenado la captura de los sobrinos prófugos del presidente.

Fray y Gian Marco Castillo, sobrinos de Pedro Castillo, eran buscados por la justicia en el marco de investigaciones por corrupción. También estaba prófugo Bruno Pacheco, quien había sido secretario de Palacio y hombre de confianza del mandatario. Los tres tenían órdenes de captura vigentes.

Como comandante general de la PNP, Tiburcio no tenía opción: debía ordenar su captura. Y eso hizo, respaldado por el entonces ministro del Interior, Alfonso Chávarry. Ambos sabían que había presiones desde Palacio para "ir con calma" o "darles tiempo" a los prófugos, pero decidieron hacer lo correcto.

La decisión les costó el puesto a ambos. Castillo destituyó a Tiburcio y presionó hasta lograr la salida de Chávarry del ministerio. El mensaje era claro: en ese gobierno, la ley se aplicaba de manera selectiva.

El encuentro en Palacio que anticipó su nombramiento

El lunes 13 de octubre, un día antes del anuncio oficial del gabinete, Vicente Tiburcio acudió a Palacio de Gobierno para reunirse con el presidente José Jerí. Según el portal de Transparencia, ingresó a las 3:57 p.m. y se retiró a las 8:20 p.m..

Más de cuatro horas encerrado con el presidente. No era una visita de cortesía ni un saludo protocolar. Era evidente que estaban discutiendo algo importante, y la especulación corrió como pólvora: ¿Tiburcio sería el próximo ministro del Interior?

Al día siguiente, las especulaciones se confirmaron. Cuando se anunció el gabinete completo, el nombre de Vicente Tiburcio apareció como titular del Mininter, una de las carteras más importantes y complicadas del gabinete.

Esas cuatro horas de reunión probablemente se usaron para discutir la estrategia de seguridad, los principales problemas que enfrenta la Policía, las necesidades presupuestales y logísticas, y sobre todo, para que Jerí se asegurara de que Tiburcio tenía un plan para enfrentar la crisis de seguridad ciudadana que está asfixiando al país.

Las ventajas de un exGEIN al frente del Mininter

Hay quienes piensan que nombrar a un general PNP retirado como ministro del Interior es apostar por "más de lo mismo". Pero el caso de Vicente Tiburcio es distinto.

Primero, porque no es un general cualquiera: es un exintegrante del GEIN, la unidad de élite más exitosa en la historia de la PNP. Eso significa que entiende cómo se hace trabajo de inteligencia de calidad, cómo se arman casos sólidos y cómo se ejecutan operativos complejos.

Segundo, porque tiene experiencia directa en la lucha contra organizaciones criminales complejas. Sendero Luminoso no era una pandilla callejera; era una organización terrorista con estructura celular, compartimentada, con cuadros ideológicos y operativos diferenciados. Desarticular algo así requiere inteligencia sofisticada, paciencia y coordinación interinstitucional. Exactamente lo que se necesita ahora contra el crimen organizado.

Tercero, porque ha demostrado independencia frente al poder político. Su destitución en 2022 por no plegarse a presiones del Ejecutivo es una credencial importante. La población y la propia Policía necesitan saber que el ministro del Interior tomará decisiones basadas en criterios técnicos y legales, no en conveniencias políticas.

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